Establecer una ventilación regular y cruzada, y expulsar rápidamente el aire interior húmedo con grandes ventiladores de techo, garantiza el equilibrio de la humedad; cuando se utilizan conjuntamente rejillas bajas en las paredes, aberturas en la cubierta y, cuando sea necesario, el control automático de los ventiladores con sensores de humedad, el resultado es aún más duradero. De este modo, los piensos y las camas no se enmohecen, disminuyen las enfermedades respiratorias de los animales y se reduce el riesgo de resbalones en los suelos.
Abordar la raíz de la fuente de humedad es el segundo paso. Es necesario reparar las filtraciones en techos y canalones, construir canales de drenaje robustos que impidan la entrada de agua al interior y crear suelos con pendiente para evitar la acumulación de estiércol y orina. Al mismo tiempo, cambiando con frecuencia la cama y secando las zonas excesivamente húmedas con aserrín o cal, se reduce la carga de vapor en el ambiente.
Por último, se deben incluir en la rutina mediciones de humedad por la mañana y por la noche, y tomar medidas adicionales cuando los valores aumenten. En verano, dejar entrar el aire fresco nocturno y optar por techos blancos que reflejen el calor solar; en invierno, limitar la diferencia de temperatura interior–exterior con un buen aislamiento y calefacción controlada evita que la humedad vuelva a aumentar. Con mantenimiento y mediciones regulares, este sistema garantiza que el establo se mantenga seco y saludable todo el año.
¿De dónde proviene la humedad en el establo?
La fuente de humedad en el establo suele ser la combinación de las condiciones externas con desequilibrios internos. La respiración de los animales, la orina y el estiércol generan humedad de forma continua; los problemas estructurales —como una ventilación deficiente, la entrada de agua de lluvia por el techo y un drenaje de suelo insuficiente— impiden su expulsión. Cuando, en sistemas cerrados, el vapor no tiene por dónde salir y la cama permanece húmeda, el aire se vuelve cada vez más pesado, lo que afecta negativamente a la salud de los animales y al nivel general de higiene.
Causas principales de la humedad en el establo:
- Sistemas de ventilación insuficientes o mal ubicados
- Espacio interior y circulación de aire inadecuados para la densidad animal
- Vapor generado por la orina y el estiércol acumulados en el suelo
- Camas húmedas y zonas alrededor de los comederos que no se secan
- Falta de drenaje o canales obstruidos
- Filtraciones de lluvia por el techo, las paredes o las ventanas
- Condensación y acumulación de rocío en los cambios de estación
La humedad ocasionada por estos factores acaba deteriorando el ambiente general del establo. Aparecen manchas de humedad en las paredes, aumenta la resbaladicidad del suelo y las afecciones respiratorias en los animales se vuelven inevitables. En sistemas sin mantenimiento regular, a este cuadro se suman malos olores, proliferación bacteriana y pérdida de productividad. Por ello, no basta con retirar la humedad: hay que entender por qué se produce y aplicar soluciones específicas para cada causa.
Sistemas de ventilación ideales para el control de la humedad
La combinación de ventilación cruzada y ventilación en túnel constituye la columna vertebral del control de la humedad en los establos. Cuando las amplias tomas de aire en la pared de entrada trabajan junto con ventiladores axiales de alto caudal ubicados en la pared de salida, el aire interior pesado y cargado de humedad se expulsa en pocos minutos. Los grandes ventiladores de techo de lento giro, montados en el plenum del techo, mantienen el flujo de aire a la altura de los animales y ayudan a que el vapor del nivel del suelo ascienda hacia el techo, con lo que comederos y camas empiezan a secarse.
Para que el sistema funcione eficientemente, la tasa de renovación de aire por minuto debe calcularse según el número de animales y el volumen del compartimento; las rejillas deben estar equipadas con lamas ajustables que eviten la entrada excesiva de viento. Entre los errores más frecuentes en granjas modernas están ubicar los ventiladores a una altura incorrecta y dimensionar poco el punto de extracción. Con hileras de ventiladores correctamente alineadas que hagan circular el aire en todo el entorno, disminuyen de forma notable el moho por humedad, la acumulación de amoníaco y las quejas por malos olores.
La automatización basada en sensores, respaldada por paneles de control inteligentes, monitoriza continuamente el porcentaje de humedad y la temperatura, activando los ventiladores de forma escalonada cuando es necesario. Los ventiladores con motores EC de bajo consumo reducen el gasto eléctrico gracias al control de velocidad variable y funcionan en silencio por la noche, minimizando el estrés de los animales. Con limpieza regular de filtros, ajuste estacional de las aberturas y pruebas anuales de caudal, este sistema de ventilación ofrece alta eficiencia a largo plazo y bajos costes de mantenimiento.
Efectos de los ventiladores HVLS y ventiladores auxiliares sobre la humedad
Los ventiladores HVLS y los ventiladores potentes ayudan a mantener seco el ambiente al dispersar rápidamente la humedad dentro del establo. Estos dispositivos, de gran diámetro y giro lento, generan un flujo de aire eficaz desde el techo hasta el suelo. Así, el aire húmedo se impulsa hacia arriba y el aire fresco desciende, ciclo que estabiliza la temperatura y evita la condensación. Especialmente en verano, cuando la sudoración de los animales eleva la humedad, estos sistemas permiten evacuarla con mucha mayor rapidez.
Efectos de los ventiladores HVLS y ventiladores sobre la humedad:
- Proporcionan circulación de aire de gran volumen y baja velocidad en espacios amplios
- Reducen la condensación y el “sudor” al elevar el aire húmedo hacia arriba
- Favorecen un secado más rápido de las camas
- Impiden la propagación de malos olores causados por el amoníaco y la humedad
- Reducen el estrés térmico de los animales y mejoran su confort
- Disminuyen el riesgo de moho en paredes y esquinas del techo
- Crean un ambiente interior más estable apoyando la higiene general
Correctamente ubicados, los ventiladores HVLS cubren un área mucho mayor que los ventiladores tradicionales y, por ello, se convierten en una parte imprescindible de la gestión de la humedad, especialmente en establos grandes. Cuando la dirección, la velocidad y los tiempos de activación de los ventiladores se ajustan con precisión, la carga de humedad interior disminuye de forma notable. Esto mejora no solo la salud de los animales, sino también la vida útil del edificio y la eficiencia productiva.
Relación entre el calor, el aislamiento y la humedad
En establos con el equilibrio térmico alterado, la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior aumenta rápidamente y provoca condensación en las superficies. Especialmente al amanecer y al anochecer, los techos metálicos y las paredes condensan el vapor en gotas de agua. Esta humedad en el suelo y en las camas afecta directamente a la salud de los animales. En las zonas donde el gradiente térmico es pronunciado, se acelera tanto la formación de moho como la proliferación bacteriana.
En edificaciones con aislamiento insuficiente, este proceso es mucho más intenso. Los puentes térmicos en techos y paredes impiden mantener el aire caliente en el interior y favorecen el contacto del aire húmedo con superficies frías, donde se transforma en agua. En especial, en las zonas con aislamiento de cubierta deficiente, la pérdida de calor se acelera, lo que provoca tanto un aumento de la humedad como mayores costes energéticos.
En un establo bien aislado, el calor se distribuye de forma más uniforme, no se produce condensación en las superficies y el flujo de aire se reparte de manera controlada. Al reducirse la pérdida de calor, también se preserva la calidad del aire interior. Esto contribuye no solo al control de la humedad, sino también al bienestar de los animales, a la productividad y a un consumo de alimento más equilibrado. Cuando el calor y el aislamiento no se consideran conjuntamente, el control de la humedad se convierte en un problema permanente y las soluciones temporales no logran mejoras duraderas.
Ventajas de las aplicaciones de barrera de vapor (antivaho)
La barrera de vapor, colocada entre las capas de paredes y cubierta, bloquea el paso del vapor de agua, evitando el goteo y la aparición de moho en las superficies interiores; de este modo los materiales aislantes permanecen secos, disminuyen las pérdidas de calor y se alarga la vida útil de la estructura.
Principales ventajas de las barreras de vapor:
- Evitan la condensación, deteniendo la corrosión del metal y la putrefacción de la madera
- Conservan la resistencia térmica del aislamiento y reducen los gastos energéticos
- Eliminan la humedad necesaria para las esporas de moho y el crecimiento bacteriano
- Reducen la concentración de amoníaco que irrita las vías respiratorias de los animales
- Contribuyen a un secado más rápido de suelos y camas
- Disminuyen la frecuencia de mantenimiento y los costes de reparación
- Minimizan las oscilaciones de temperatura en el establo, aumentando el confort
Una colocación continua de la barrera, el sellado de las uniones con cinta impermeable al vapor y un anclaje que no genere puentes térmicos garantizan un éxito duradero. Respaldado por una ventilación regular, este sistema resuelve de raíz los problemas relacionados con la humedad, protegiendo tanto la salud de los animales como la eficiencia de la explotación.
¿Cómo medir y seguir el nivel de humedad?
Para medir correctamente el nivel de humedad se deben utilizar higrómetros digitales y sensores de humedad inalámbricos. Estos dispositivos proporcionan el porcentaje instantáneo de humedad ambiental y, en la mayoría de los modelos, facilitan el seguimiento mediante gráficos de variaciones diarias o semanales. Colocar múltiples sensores en distintas zonas del establo permite detectar áreas donde la humedad no se distribuye de forma homogénea. Realizar mediciones especialmente en las esquinas y bajo la cubierta, donde el flujo de aire es débil, desempeña un papel crucial para llegar al origen del problema.
El seguimiento debe ser regular y sistemático. Las mediciones de humedad deben realizarse todos los días a la misma hora y registrar los datos obtenidos. Medir junto con la temperatura ofrece resultados más precisos, ya que la humedad varía en función del calor. Aunque los valores ideales dependen del tipo de animal, en la mayoría de los establos de bovino se considera saludable un rango del 60% al 70%. Cuando se superan estos umbrales, es necesaria una intervención rápida.
Gracias al seguimiento digital de los datos, los sistemas de ventilación pueden activarse automáticamente y reducir el nivel de humedad. Además, las comparaciones periódicas permiten tomar medidas preventivas frente a las variaciones estacionales. Este hábito de monitoreo repercute positivamente en numerosos parámetros productivos —desde la eficiencia del alimento hasta la salud de los animales— además del confort. Una gestión ambiental controlada eleva directamente la eficiencia de la explotación.
Deja un comentario